El encuentro del ser humano con el té ocurrió hace muchos siglos en las tierras del suroeste de China. En este país existen leyendas sobre quién presentó esta maravillosa bebida al mundo. Según las historias, fue el mítico emperador inmortal y agricultor divino, Shen Nong. Se dice que en el tercer milenio antes de nuestra era se descubrió una bebida vigorizante y curativa hecha de hojas de té. Shen Nong utilizó esta infusión como un remedio medicinal para mejorar el sistema nervioso, normalizar los procesos metabólicos y aumentar la energía. En sus comienzos, el té solo se empleaba con fines medicinales.
Fue en el siglo V cuando la nobleza china comenzó a consumir té diariamente en lugar de agua o leche. Para el siglo X, el té ya se había extendido por las regiones del sur y centro de China.
El té común se recolecta y luego sus hojas tiernas se marchitan, enrollan, fermentan y secan. Este proceso no requiere demasiado tiempo. Sin embargo, el té puerh, base del "Liuwei", se produce de manera completamente diferente.
El puerh necesita un tiempo adicional para "madurar". Hace siglos, después de los pasos iniciales de preparación del té verde común, este se trataba con vapor, se prensaba en forma de pasteles y se transportaba en caravanas de caballos hacia los mercados. Durante este largo trayecto, las "tortas de té" viajaban cientos de kilómetros bajo la lluvia, el sol, la nieve y el viento. Durante los meses de camino, el puerh "maduraba" y adquiría un sabor completamente diferente al del té joven. Este "té envejecido" era altamente valorado en los mercados.
A lo largo de los siglos, poco ha cambiado: los coleccionistas están dispuestos a pagar decenas de miles de dólares por un puerh de 30-40 años. Hoy en día, no es necesario enviarlo en caravanas; las pastillas de puerh se almacenan en "bodegas" especiales para madurar durante al menos 3 años. Solo después de este tiempo, el puerh está listo para ser preparado y consumido.
Cada tipo de té tiene sus propias leyendas. Una de ellas cuenta cómo nació el puerh: un día, el hijo del dueño de una plantación de té, llamado Pu, llevaba hojas al emperador. En el camino, la lluvia mojó y prensó las hojas. Después de un largo viaje, el emperador quedó encantado con el sabor del té que le llevaron. Desde entonces, se perfeccionó una tecnología específica para producir este tipo de bebida, que recibió el nombre de puerh.
En realidad, la historia del puerh está vinculada al pequeño pueblo de Pu’er, donde se cultivaba desde tiempos inmemoriales. Los registros históricos del puerh se remontan a la dinastía Han del Este, hace más de 2000 años. Existe un dicho popular que sugiere que el famoso estratega Zhuge Liang de la era de los Tres Reinos ya cultivaba puerh, lo que indica que su cultivo tiene al menos 1700 años de antigüedad.
Hoy, el puerh es la base del té Liuwei Phoenix, elaborado con modernas tecnologías científicas de procesamiento.
La receta del té Liuwei Phoenix, compuesta por seis ingredientes principales (sabores), está diseñada según los principios de la Medicina Tradicional China (MTC). Este té protege contra enfermedades cardiovasculares, cerebrales, diabetes y otros problemas de salud.
Además, ayuda al cuerpo a digerir y absorber los alimentos en el estómago, previniendo la acumulación de grasa y la formación de celulitis. Este té tiene un efecto calmante y es ideal para quienes padecen colesterol alto e hipertensión arterial.